Devocional de la semana: Viviendo con Espíritu
Ha pasado ya el tiempo de Pascua y nos disponemos a adentrarnos en el «tiempo de la Iglesia», es decir, las semanas que median entre Pentecostés y Adviento, llamadas en otras tradiciones como Tiempo Ordinario, Tempus per Annum o simplemente Domingos Propios.
Esta semana de Pentecostés vamos a renovar nuestra vida en el Espíritu, para ello nos ayudará mucho el evangelio de Marcos que se lee este año en el ciclo dominical de la Iglesia. Así que tomemos unos minutos cada día para leer, orar y reflexionar, sabiendo de ante mano que vivir en el Espíritu no es hacer grandes milagros ni tener el Don de Lenguas (lo que sea que eso implique) sino vivir cada día, cada hora, cada instante y cada encuentro con los demás en y desde el Espíritu de Jesús y su Buena Noticia. ¿Te animas?
LUNES: «Esta especie solo puede salir con oración…»
Leemos Marcos 9:14-29.
Comenzamos la semana despertando del sueño de la comodidad excesiva y egoísta para entrar bien dispuestos en la vida con Dios. Nuestro día a día es áspero si no dejamos a Dios estar presente ni estamos en contacto con Él. Para estar más en unión con Él necesitamos necesariamente de momentos específicos, ratos cotidianos de silencio, lectura, meditación y oración con su Palabra, esto podemos hacerlo solos o acompañados. Es esta lectura orante lo que nos capacita para afrontar la rutina diaria desde su Espíritu.
Como el padre del niño epiléptico también pedimos a gritos que Jesús aumente nuestra fe, de hecho es una buena oración sencilla que repetir durante la jornada (más o menos como una jaculatoria o un mantra) «Señor Jesús, yo creo en ti pero aumenta mi fe«.
Es solo desde la oración que podemos echar fuera ciertos «demonios» que asfixian poco a poco nuestra cotidianidad: el apuro, el estrés, el mal humor, la frivolidad, el egoísmo, la envidia…
Dediquemos unos minutos en la mañana y a lo largo del día, allí donde estemos (en el bus, en la oficina, en la cocina, de camino al mercado) a ese sano silencio interior, a la conversación con el Padre sobre aquellos que nos preocupa o nos alegra, sabiendo que orar nos recuerda que estamos vivos y que las riendas de nuestras vidas están en sus manos.
No olvides que para vivir en el Espíritu hace falta desayunar fuerte a base de oración, meditación del Evangelio y refuerzo de nuestras motivaciones.
Continúa mañana…